Raquel Díaz de León

La pequeña Raquel tuvo una infancia muy dura: tenía dos años cuando su papá abandonó la casa familiar, llevándosela consigo y separándola de su madre.

Va de cuento... son relatos que recrean la cotidianidad del ser humano y, en ocasiones, destaca en ellos el aspecto supersticioso.

Hasta que Lara conoció a María Félix, Raquel fue abandonada y cayó en una gran depresión.

Durante ese tiempo ambos comparten salidas con la pareja de argentinos más famosa que trabaja allí: Tita Merello y Luis Sandrini.

Pero Santos Discépolo decide volver a su país con su esposa, dejándola sola y embarazada de seis meses.

Si bien Santos Discépolo nunca conoció a su hijo, dispuso que Merello y Sandrini fueran sus padrinos de bautizo[11]​.

Todo pareció que iba a aclararse en 1966, cuando Raquel y su hijo viajan a la Argentina para iniciar el juicio de filiación y son recibidos por el ambiente del tango, en una mesa que preside Aníbal Troilo.

Su abogado defensor es David Blejer, quien conoció la historia siendo embajador de Arturo Frondizi en México y le dice a doña Raquel que si pierde el juicio deja la profesión.