Finalmente el tribunal acordó proponer como pensionado a Isidoro Garnelo.
De este matrimonio nacieron tres hijos: Ricardo (1/11/1906-17/7/1982, María del Carmen (19/1/1908?-19/9/1909?)
Ejemplos de su reflejo del ambiente huertano son las obras "El momento crítico", "La demaná de la novia" (ambos hoy en día en el extranjero), "L’enterro del albat", "Las lavanderas", "La paella", "La peregrinación al Puig", “El rosario de la aurora”, etc.
Para los motivos sacros utilizó tanto la técnica de pintura al fresco como la de óleo, conservándose en la actualidad pocos de sus lienzos y frescos que en su momento ornaron iglesias y conventos debido a la quema que muchos de estos recintos religiosos padecieron durante la guerra civil, y el expolio que sufrió su estudio al ser incautado durante aquel periodo, perdiéndose una gran cantidad de obras pictóricas, bocetos y dibujos.
El altar neogótico, que fue inaugurado en 1907 y donde, durante tres décadas, se escenificaron los tradicionales miracles, hasta que fue destruido en 1936, había sido proyectado por él mismo.
No obstante, meses antes de su muerte, realizó nuevos bocetos para el altar a construir, que al final serían ejecutados por Bañón, en los lienzos que cubren la estructura construida bajo la dirección del orfebre Agustín Devesa Olmos.
Algunas de sus obras vicentinas son especialmente destacables por su gran tamaño.
La ornamentación de esa iglesia está considerada como un alto exponente del arte moderno religioso valenciano.
Flanqueando los plafones centrales se encuentran dieciocho medallones de un diámetro aproximado a un metro, debidos al pincel de Ramón Garrido Méndez, realizados al fresco y representando a personajes de la Iglesia, la Historia y la Orden Carmelita.
Entre su obra se suele destacar, por su dibujo, composición y técnica, el cuadro titulado "Lo Jurament del Puig", con dimensiones 2,50 x 1,70 m. Donado por su hijo Ricardo Garrido a la Real Basílica de Nuestra Señora de los Desamparados, se encuentra expuesto en la escalinata al camarín.
El pintor presentó dicho cuadro a la Exposición Nacional celebrada en Madrid en 1892, juntamente con la tela costumbrista "El rezo del Vía‐Crucis (costumbres de los pueblos cercanos a Valencia)".