Sus padres fueron Antonio Pignatelli y María Francisca de Moncayo.Fue canónigo del cabildo catedralicio de Zaragoza desde 1753 hasta su muerte en 1793.Construyó materialmente el cauce y la obra civil venciendo obstáculos de todo tipo (1776-1790).Consciente de la pobreza del campesinado, ideó una gran empresa a semejanza de las emprendidas en Francia, Holanda e Inglaterra: un canal que uniera el Cantábrico con el Mediterráneo, viejo sueño aragonés, para exportar sus productos ganaderos y hortofrutícolas.Tenía un pensamiento político y social teñido de un reformismo de corte radical tendente a favorecer al labrador frente a los privilegiados.[1] Los grandes terratenientes encontraban más rentable dejar sin cultivar ciertos terrenos y destinarlos a pasto extensivo de sus ganados.En 1782 las obras del Canal Imperial de Aragón llegaban a Zaragoza, las aguas del Ebro cruzaban el río Jalón, se construía el puente sobre el río Huerva y las llamadas esclusas de San Carlos.Al día siguiente se inauguraba el Puerto de Torrero.Sin embargo, los esfuerzos de Aranda, entonces embajador en París, para que Grimaldi fuera sustituido por un afecto a su línea política fracasaron, pues aunque éste fue alejado de la corte al ser nombrado embajador en Roma, siguió manteniendo su influencia a través de su protegido y sucesor, el conde de Floridablanca.
Monumento a Ramón Pignatelli en el Parque Pignatelli de Zaragoza.
Incredulorum convictioni et viatorum commodo. Anno MDCCLXXXVI.
Para convencimiento de los incrédulos y descanso de viajeros. Año 1786.