[2] En estos años ocurre un hecho significativo entre Ramón Pelayo y el futuro ajedrecista José Raúl Capablanca que marcaría el destino de este.
Ve el potencial que ofrece el chico, en esos días un reputado niño prodigio, y propone a aquellos financiar su educación en Estados Unidos.
Ambos hombres también habían estado afiliados al Partido de la Unión Constitucional conservadora.
[4] Allí daría a conocer al mundo sus extraordinarias facultades para el ajedrez.
[3] Apodado el montañés, Pelayo tenía fama de ser terco y las realidades de la vida terminaron destruyendo este acuerdo, ya que se enfrentaban entre sí dos personalidades opuestas.
Su contribución a la educación, sanidad y obra pública es muy importante, con numerosos proyectos financiados.
La falta de apoyo hizo que asumiera su financiación en solitario, aportando unos 16 millones de pesetas[2] y exigiendo que el nuevo hospital tuviese las más altas exigencias técnicas y científicas.
Además, el conjunto tiene en la denominada «Casa Blanca», la antigua residencia del marqués, un museo a su figura.