Tal como dice el escritor y compañero del Colegio Refous, Mario Mendoza en el prólogo a Botella papel, en Cote Baraibar "Su potencia interior se formó en esos años de adolescencia como quien arma una muralla y construye un foso para evitar la invasión de bárbaros indeseables.
Regresó a Colombia en 1990 y al año siguiente publicó El confuso trazado de las fundaciones, volumen de poemas en el que atisba su madurez.
Durante la presidencia de César Gaviria Trujillo (1990-1994) trabajó en el área cultural del gobierno.
La última se realizó en diciembre de 2015, que incluye nuevos textos.
Estos textos «han sido escritos como una ceremonia de restitución, agradecimiento y apropiación, porque solo la poesía nos permite preservar en palabras esas contadas revelaciones que nos visitan a lo largo de nuestras vidas».
[4] Su siguiente poemario, titulado Los fuegos obligados, ganó el Premio Unicaja de poesía, que fue otorgado en Cádiz por José Manuel Caballero Bonald, entre otros miembros del jurado.
Los recuerdos, la casa de tu infancia, mis padres que murieron hace poco», afirmó el escritor en una entrevista.
En la limpia descripción de los momentos y de las cosas, casi que en su sola enumeración acentuada con un exquisito adjetivo, nos sintoniza con un acontecer prodigioso, así sea común a todos, por la coloratura del verbo».
[6] Cote Baraibar también ha escrito narrativa, destacándose por dos libros de cuentos, Páginas de enmedio (2002) y Tres pisos más arriba (2008) y una novela que mantiene inédita.