Dagmar Hagelin

El hecho generó un escándalo internacional que llevó casi a la ruptura de relaciones diplomáticas entre Suecia y Argentina.Por su vida pidieron personalmente Jimmy Carter, presidente de los Estados Unidos y el papa Juan Pablo II.[4]​ Esa misma noche el grupo allanó la vivienda de Burgos ubicada en la calle Sgto.Interrogada por los militares, Norma Burgos dijo que al día siguiente recibiría la visita de María Antonia Berger, una importante dirigente del grupo Montoneros de la zona oeste y parte del grupo se quedó a esperarla.Los militares la confundieron con María Antonia Berger, debido a su fenotipo nórdico y le apuntaron con las armas dándole la orden de alto.Las fuerzas represivas detuvieron entonces un taxi Chevrolet, chapa-patente C-086838, conducido por Jorge Eles, donde Dagmar Hagelin fue introducida en el maletero.Según los numerosos testigos que presenciaron la acción Dagmar se encontraba viva y consciente, pues intentó frenar con sus manos la tapa del maletero antes de cerrarse.Ragnar Hagelin, el padre de Dagmar, comenzó a preocuparse por su hija ese mismo mediodía, cuando no llegó para almorzar.El Sr. Hagelin se dirigió entonces a la Subcomisaría del Palomar donde el Subcomisario Rogelio Vázquez le informó que «había sido un operativo oficial de las Fuerzas Armadas».No solo el primer ministro sueco exigió que se informara sobre la situación de Dagmar Hagelin, sino también personalmente el presidente de los Estados Unidos James Carter y el papa Juan Pablo II, sin obtener resultado alguno.Presentaba una herida un poco más arriba del arco superciliar izquierdo, un derrame rojizo bajo sus ojos y no podía controlar esfínteres.La última vez que la vio fue en el tercer piso, levantándose la capucha por un pocos segundos: Dagmar estaba en una habitación sola, de pie y con un camisón o bata floreada.En 1998, Ragnar Hagelin y otros familiares de desaparecidos en la ESMA consiguieron que la justicia argentina investigara qué le había sucedido a sus familiares, aunque sin posibilidad de condenar a los culpables.En ese marco se formalizó el testimonio de Mercedes Carazo, quien ya había realizado declaraciones a la televisión sueca en 1996.
Dagmar Hagelin, en 1975.