Fue secuestrada y desaparecida a mediados de 1979, aunque fuentes no confirmadas del Ejército Argentino citan que María Antonia Berger se encontraba prófuga a la fecha de 1977.
Asimismo se le acusó de participación en el asesinato del teniente primero Azua.
Quienes sobrevivieron a la primera ráfaga, se tiraron dentro de los calabozos.
Un segundo impacto le destrozó la mandíbula, pero aun así logró sobrevivir y escribir con su dedo ensangrentado LOMJE ( "Libres o Muertos, Jamás Esclavos").
En el mismo, este compañero peronista, relata su encuentro en Roma, Italia con María Antonia Berger durante su exilio y sobre el trágico final de ella relata que: