En la capital francesa estudió con Manuel García (hijo) y entabló amistad con Daniel-François Auber.
En París estrenó un Stabat Mater y dio a conocer una ópera sobre texto italiano: Romilda.
Pronto se unió a los compositores que provocarían el resurgimiento de la zarzuela: Barbieri, Oudrid, Inzenga y Gaztambide.
Sin embargo, Hernando resultó menos prolífico que sus compañeros, sobre todo si se le compara con Barbieri y Gaztambide.
Junto con una menor dedicación a la zarzuela, incrementó sus esfuerzos como animador cultural y como docente.