Si el tamaño del metal es grande y el superóxido es más electropositivo, entonces es más estable La fórmula general para los superóxidos es M(O2)n, siendo n, el número de oxidaciones del elemento M.[5][6] Se coloca el nombre genérico óxido, precedido de los prefijos griegos mono, di, tri, tetra, penta, ..., para indicar el número de oxígenos presentes en la molécula y el nombre del metal precedido también, de los prefijos griegos (si es mayor que uno), para indicar los átomos del metal que hay en la molécula.
Los superóxidos iónicos, MO2, se forman por interacción de O2 con K, Rb o Cs, como sólidos cuyo color va del amarillo al naranja.
En este proceso, O2- actúa como una base de Bronsted, formando inicialmente el radical hidroperoxilo (HO2).
El anión superóxido, O2-, y su forma protonada, hidroperoxilo, están en equilibrio en una solución acuosa:[10] Dado que el radical hidroperoxilo tiene un pKa de alrededor de 4.8,[11] el superóxido existe predominantemente en forma aniónica a pH neutro.
El superóxido de potasio, es soluble en dimetilsulfóxido (facilitado por éteres corona) y es estable mientras no haya protones disponibles.
Las mutaciones en el gen que codifica la NADPH oxidasa provocan un síndrome de inmunodeficiencia denominado enfermedad granulomatosa crónica, caracterizado por una extrema susceptibilidad a la infección, especialmente catalasa - organismos positivos.
El superóxido también es perjudicial cuando se produce como un subproducto de la respiración mitocondrial (más notablemente por el Complejo I y el Complejo III), así como varias otras enzimas, por ejemplo, la xantina oxidasa,[12] que puede catalizar la transferencia de electrones directamente al oxígeno molecular bajo condiciones fuertemente reductoras.
Si bien la acción del superóxido en la patogenia de algunas afecciones es fuerte (por ejemplo, los ratones y las ratas que sobre expresan CuZnSOD o MnSOD son más resistentes a los accidentes cerebrovasculares y los ataques cardíacos), el papel del superóxido en el envejecimiento debe considerarse no probado, por ahora.
[13] El ensayo de superóxido generado en sistemas biológicos es una tarea difícil debido a su alta reactividad y corta vida media[12].
A continuación, el peróxido de hidrógeno se analiza mediante un método fluorimétrico.
A efectos prácticos, esto se puede lograr solo in vitro en condiciones no fisiológicas, como un pH alto (que ralentiza la dismutación espontánea) con la enzima xantina oxidasa.