Rímel

Con la caída del imperio romano su uso desapareció en Occidente, mientras en cambio en Oriente Próximo y Medio siguió siendo ampliamente utilizado.

La primera máscara de pestañas fue inventada en el siglo XIX por el empresario francés Eugène Rimmel, cuyo apellido se convertirá en homónimo del producto en varios idiomas.

[3]​ Las consumidoras solían humedecer un pincel, lo frotaban sobre una pastilla de rímel y luego lo aplicaban en los ojos.

El tubo moderno y su cepillo aplicador no aparecieron hasta el año 1957, cuando fue introducido al mercado por la empresaria Helena Rubinstein.

Este tipo de máscaras no contienen grupos funcionales sensibles al agua, ofreciendo una excelente resistencia a las lágrimas, el sudor o la lluvia.

La provitamina B5 actúa como acondicionador para las pestañas, otorgándoles un aspecto más suave y natural.

Un tubo de rímel junto al cepillo aplicador.
La máscara aplicada en las pestañas.