Fue cónsul en 69 a. C. y se le encargó la guerra en Creta que Quinto Hortensio Hórtalo, su colega, había rehusado.
Pompeyo envió a sus legados (encabezados por Lucio Octavio y después por Cornelio Sisenna) para recibir la sumisión.
En esta última ciudad, Octavio fue hecho prisionero y liberado, con desprecio, por el propio Metelo (Sisenna había muerto poco antes).
En 66 a. C. Metelo volvió a Roma, pero los partidarios de Pompeyo en el Senado le negaron los honores del triunfo.
En 57 a. C. entró a formar parte del Colegio de Pontífices y, probablemente, murió poco después.