Qué solos se quedan los muertos

La policía no está interesada en investigar el caso y el supuesto investigador que Carmen contrató, David Gurrola, es en realidad una persona muy poderosa, con una gran cantidad de negocios y que parece haberse ausentado de la ciudad desde hace algún tiempo.

Durante sus investigaciones José comienza a desentrañar su pasado en Argentina y a hacerse múltiples preguntas: ¿Por qué no se marcha de Zacatecas si Carmen ya no requiere su ayuda?

Eventualmente los recuerdos de sus amigos y familiares muertos van haciéndose cada vez más presentes en sus reflexiones.

Al día siguiente sale a las calles de Zacatecas a hacer su pesquisa, se entrevista con varias personas y entre ellas conoce a Goliath Ramírez, un antiguo compañero de Gurrola en la universidad, éste le cuenta que ambos estudiaron derecho y que estuvieron a punto de ser socios, pero que por motivos desconocidos Gurrola "tuvo" que dejar de ejercer la profesión.

El supuesto sobrino le ofrece dinero para que se marche y deje de investigar, pero Giustozzi se niega a hacerlo hasta no saber quién y por qué mataron a Carmen; entonces lo encara y lo acusa de ser él mismo David Gurrola y, a su vez, el famoso traficante de drogas, Liborio, asesino de Carmen.

[4]​ En el capítulo final el protagonista pone las últimas palabras de su manuscrito diciendo: "Esto es un testimonio apresurado [...] de un hombre que se metió en donde no debió meterse".

[5]​ Tira la cocaína al inodoro, quema los $30,000 dólares y sale del hotel para encontrarse con su destino.

Tiene una misteriosa muerte en el pent-house del hotel Calinda, donde la encuentran ahogada; según declaraciones de Gurrola, tras resbalar y golpearse en la cabeza.

Es el personaje más misterioso de la novela, Giustozzi cree fielmente que es un seudónimo usado por David Gurrola, pero esto nunca se confirma.

Controla la policía local, la prostitución, el juego clandestino, tiene varias discotecas y se cree que proviene de Jalisco.

Cuando el protagonista la conoce, la describe de la siguiente forma "Yo la había imaginado una gorda fea.

Quizás porque odio a la gente confianzuda, hasta supuse que tenía granos en la cara y mal aliento.

Una harpía atrevida, una chismosa de esas que saben vida y milagros del vecindario, medio sucia, mal vestida, tetona, de cola achatada y tobillos flaquitos.

Al contrario, es burocrático en su proceder y agresivo cuando Giustozzi le pregunta por los avances de la investigación.

En lo general, se nos muestra un lugar jovial, con sus callejoneadas, con una arquitectura colonial muy bien cuidada, con iglesias encantadoras y subrayando principalmente la hermosura del Cerro de la Bufa que destaca imponentemente desde cualquier punto de la ciudad.

En el texto se deja ver también un estado de Zacatecas en donde es muy fácil conseguir droga, al menos la mariguana.

Aquí encontramos una triada de exiliados argentinos: José Giustozzi, Carmen Rubiolo y Marcelo Farnizzi.

Dos de ellos asesinados en condiciones misteriosas y del otro, el protagonista, desconocemos su desenlace.

El exilio es algo que los tres cargan consigo a todo lugar al que vayan, Giustozzi en un momento de la novela dice "En México –como en todo el mundo– un extranjero es un ciudadano de segunda categoría.