La tracción, controlada por cable desde la orilla, era proporcionada primero por una máquina de vapor y muy pronto por un motor eléctrico.
El primer puente transbordador del mundo, el puente de Vizcaya (entre Portugalete y Guecho), fue diseñado por el arquitecto e ingeniero español Alberto de Palacio, y la construcción la llevó a cabo junto con el ingeniero francés Ferdinand Arnodin.
Forbes, en su libro Transporter Bridges, atribuyó la idea del puente transbordador al ingeniero inglés Charles Smith, director de Hartlepool Ironworks, que lo habría propuesto en 1872 para cruzar el río Tees en Middlesbrough.
En comparación con un ferry o transbordador, las ventajas de un puente transbordador eran obvias: comodidad, velocidad, seguridad de la travesía, insensibilidad a la marea y a las condiciones climáticas, acostage suave, acceso y salida rápidos .
Los pocos puentes transbordadores modernos (desde 1930) se han creado solo como una atracción turística o para resolver algunas necesidades industriales muy particulares.
Del mismo modo, el puente francés de Rochefort-Martrou, clasificado como monumento histórico desde 1976, aunque reservado para peatones y bicicletas, ahora se salvaguarda.
El transbordador del adyacente "Nuevo" Puente Nicolás Avellaneda se encuentra operativo aunque no presta servicio regular.