Es un puente de gran valor histórico y cruza el río Guadalquivir.
Los seis vanos restantes, incluyendo los dos más grandes, son modernos, correspondiendo a diversas reparaciones.
Se desconoce la fecha exacta de su construcción, pero pudo haberse realizado o reformado en tiempos del emperador Septimio Severo, del siglo III d. C., conforme a la inscripción aparecida en una lápida rota del puente, encontrada durante unas obras en el siglo XIX, para permitir que la calzada entre Córdoba y Cástulo, que formaba parte de la Via Augusta, pudiera atravesar el río Betis.
Desde entonces ha sido una vía esencial de comunicación del valle del Guadalquivir, y en tiempos recientes llegó a soportar el tráfico de la N-IV.
Originalmente contaba con 17 vanos, aunque dos de ellos fueron suprimidos en las reformas del siglo XVIII, sustituyéndose además otros cuatro, quedando sólo 11 de fábrica original romana.