Pueblos galos

Cada uno de estos pueblos se dividía en "civitas" identificadas por un jefe del lugar y un territorio llamado en latín «pagus», que a su vez se subdividía en «vicus», más o menos equivalente a los cantones actuales.

Celtae, según Julio César) o también Galátai (Γαλάται), plural de Galátēs (Γαλάτης).

Esto explica el porqué de que en otras zonas de Europa se utilicen palabras directamente relacionadas con los celtas o pueblos galos, por poner un ejemplo la Galizia ucraniana, y tiene alguna relación con los vikingos que supuestamente fundaron la ciudad de Kiev navegando por ríos, de igual forma que la mayor parte de los asentamientos celtas, keltas, keltiae, son con acceso por navegación: Porto Gal, Wales (Gales), Galway, etc. Existe relación celta con los vikingos, teniendo en cuenta que en la protohistoria todos estos pueblos indoeuropeos estaban emparentados, teniendo como posible origen, los celtas, la Galacia turca hacia el norte por Ucrania y Grecia, llegando desde Ucrania a Polonia y los países bálticos a Escandinavia, y desde Grecia hasta Irlanda y Portugal.

Independiente sin estar por ello unificada, la Galia se incorporó militarmente a la República romana en dos etapas: la Galia meridional, más allá de los Alpes (Gallia bracata, expresión latina que se refería a Galia "con pantalones") fue conquistada desde finales del siglo II a. C. y romanizada, al parecer, en menos de un siglo.

Posteriormente, estas circunscripciones y sus nombres se asociaron a las diócesis para llegar hasta nuestros días, como por ejemplo en Périgueux, ciudad de los petrocorios, o en Vannes, ciudad de los vénetos.

El legado que los galos transmitieron al resto del mundo antiguo, concierne principalmente a los ámbitos de la artesanía —ebanistería, forja (el barril, en particular, es un invento galo), artes culinarias, artes militares (la cota de mallas celta, sin duda, fue el modelo utilizado por los romanos y su uso se extendió a Europa a principios de la Edad Media)— y sobrevivió a través de la cultura romana durante la Alta Edad Media.

Por ello es casi imposible saber cuál fue su verdadera contribución, en relación con las lenguas latinas y germánicas, en la constitución de la lengua francesa; incluso, si se hubiera convertido en una lengua romance, muchas palabras como «roi» (rey) se han asociado a una etimología latina «rex» aunque «rix» existe en galo.

En realidad, así como los galos cisalpinos y transalpinos tenían el mismo sustrato étnico, sus lenguas también estarían sin duda más próximas de lo que se supone.

Puede que emplearan (los testimonios no son directos y sí poco seguros) el sistema de numeración vigesimal (base 20).

Hay alguna presencia residual de ello en el idioma francés, por ejemplo, 80 se dice quatre-vingts (cuatro-veinte) y no octante como en latín, etc., y probablemente es debido a su legado.

De creer a San Jerónimo, en su comentario de la ‘’Epístola a los gálatas, estos últimos todavía hablaban, en el siglo IV d. C., el mismo idioma que los tréveros.

Los clientes servían a los patrones, probablemente en un origen para pagar antiguas deudas, reparar algunas faltas, o por otras razones de carácter social, y este vínculo se transmitía hereditariamente.

Se aducen razones diferentes para las ciudades de los heduos y los carnutes:

Estatuilla romana de bronce de un galo cautivo, siglo II dC
Extensión europea de los pueblos galos.
El Gálata moribundo , una copia romana en mármol de una obra helenística del siglo III a. C.
Mapa de los pueblos galos.