Psicopatografía de Adolf Hitler

Ella determinó que para un nazi como Adolf Eichmann, la normalidad mental y la capacidad de los asesinatos en masa no eran mutuamente excluyentes.

[9]​ El que llegó más lejos fue Claude Lanzman, quien describió dichos intentos como "obscenos"; después de terminar su película Shoah (1985) sintió como si se estuviera limitando la negación del Holocausto y los atacó bruscamente.

Oswald Bumke, psiquiatra y contemporáneo de Hitler, asumió que esto no era el caso.

Hitler llegó a este hospital después de una intoxicación por gas mostaza que contrajo en una batalla defensiva en Flanders.

[29]​ En 1939 , el médico austríaco y escritor Ernst Weiss, que vivió en Francia en exilio, escribió una novela, Ich, der Augenzeuge (“Yo, el testigo ocular”), una autobiografía ficticia de un doctor que curó a un soldado con histeria, proveniente de Braunau quien había perdido la visión en las trincheras.

Ernst Weiss, el autor, se suicidó después de que las tropas alemanas entraran a París.

[30]​ Aunque él conoció al igualmente exiliado biógrafo de Hitler, Konrad Heiden, en París.

[6]​ Estas reconstrucciones son cuestionables, no solo porque no proporcionan ninguna nueva evidencia, sino que también excluyen interpretaciones alternativas desde el principio, desconocen ampliamente el contexto histórico y pasan por alto que Forster haya visto algún rastro de histeria que lo habrían llevado a otros métodos de tratamiento en vez de la hipnosis.

[6]​ Katz sugirió que Karl Kroner podría haber tenido motivos personales para publicar algunas falsedades: la vida como refugiado judío en Reykjavik y obligado a ganarse la vida como obrero, Kroner posiblemente esperaba que las autoridades de Estados Unidos no solo lo reconocieran como un testigo clave sino que también le ayudará a restablecer su práctica médica.

[42]​ Ya en su vida, muchos elementos en sus creencias y conductas personales fueron clasificados por los psiquiatras como signos de psicosis o esquizofrenia: por ejemplo, su fe paranoica en que fue elegido por Dios y el destino para liberar al pueblo alemán de su supuesta amenaza más peligrosa: los Judíos.

[44]​ El intento de probar que Hitler tenía una psicosis plenamente desarrollada en un sentido clínico solo se ha hecho en ocasiones.

Treher explica que tanto Rudolf Steiner (cuya antroposofía la atribuye a la enfermedad mental) como Hitler sufrieron de esquizofrenia.

[13]​ En repetidas ocasiones, presuntos síntomas psicóticos de Hitler se han atribuido a las posibles causas orgánica.

El concepto biológico todavía juega un papel en la ciencia forense psiquiátrica, pero en los sistemas de clasificación médica moderna (DSM- IV y CIE- 10 ), ya no se encuentra.

Al principio, algunas patografías de Hitler tomaron en cuenta no solo aspectos psicológicos, sino también históricos y sociológicos.

[58]​ En este volumen, Bychowski, un psiquiatra polaco-estadounidense, compara varias figuras históricas que han llevado a cabo con éxito un golpe de Estado: Julio César, Oliver Cromwell, Robespierre, Hitler y Iósif Stalin.

Llegó a la conclusión de que todos estos hombres tenían una gran cantidad de rasgos que deben ser clasificados como "psicópatas", tales como la tendencia a actuar por impulsos o para proyectar sus propios impulsos hostiles hacia otras personas o grupos.

Ocasionalmente, autores como Gerhard Vinnai comenzaron con un análisis psicológico profundo, pero luego avanzaron mucho más allá del planteamiento inicial.

Las evidencias de su deseo de destruir, incluyendo el tan famoso Nero Decree, eran tan escandalosas que uno debe asumir que Hitler no solo había actuado destructivamente, pero fue impulsado por su "carácter destructivo".

[63]​ La investigadora suiza de infancia Alice Miller otorgó una sección a Hitler en su libro publicado en 1980, Por Tu Propio Bien.

Ella estaba convencida de que el entorno familiar en el que Hitler creció no solo estaba dominado por un padre autoritario y con frecuencia brutal, Alois Hitler, pero podría ser caracterizado como un "prototipo de un régimen totalitario".

Según los testigos, " Hanni-Tante"(" Tía Hanni" ), que murió en 191 , era esquizofrénica o tenía retraso mental .

[64]​ Otra patografía psicológica profunda sobre Hitler se presentó en 1983 por el psicoanalista de Nueva York Norbert Bromberg (Albert Einstein College of Medicine) y la escritor Verna Volz Small.

[67]​ El psicoanalista francés Béla Grunberger y Pierre Dessuant incluyeron una sección sobre Hitler en su libro de 1997, Narcissisme, christianisme, antisémitisme.

Al año siguiente, el psicólogo social Gerhard Vinnai (Universidad de Bremen), llegó a conclusiones similares.

Waite, un psicólogo-historiador de Williams College, estuvo trabajando para una exploración interdisciplinaria del nazismo desde 1949, combinando métodos historiográficos y psicoanalíticos.

Mientras que muchos maníacos depresivos terminan en psiquiatrías, otros pueden ser propulsados a buscar el poder político.

Una vez que tienen éxito, muestran características de la tiranía psicótica como la auto-confianza y la megalomanía exagerada.

En su antología del 2004 publicada, Autismo y Creatividad, clasifica a Hitler como un "psicópata autista".

Algunos autores describen a Hitler como un manipulador cínico o fanático, pero niegan que él estuviera seriamente trastornado; entre ellos se encuentras los historiadores británicos Ian Kershaw, Hugh Trevor-Roper, Alan Bullock y A. J. P. Taylor, y recientemente, el psiquiatra alemán Manfred Lütz.

Hitler en su pose de orador (1927).
La filósofa alemana Hannah Arendt, que asistió al juicio de Adolf Eichmann (imagen) en 1961, encontró que la disposición a cometer genocidio puede ser fácilmente compatible con una buena salud mental.
Hitler como soldado (entre 1914 y 1918)
Tropas británicas cegadas por gas (Flanders, 1918)