La popularidad póstuma de Nerón entre los plebeyos les inspiró a depositar flores en su tumba.
Debido a estas y otras profecías, por mucho tiempo se pensó que Nerón era el Anticristo.
[6] Tácito atribuyó el fenómeno a la credulidad y la naturaleza conflictiva de los griegos, los cuales aparentemente le disgustaban.
El historiador no revela mucho sobre el inicio de la carrera del impostor, excepto que reunió consigo a un séquito de desertores del ejército y se dispuso a la mar.
Era un asiático llamado Terencio Máximo que, como Nerón, cantaba al son de la lira.
Artabano II, el rey de Partia, encolerizado contra Tito, le recibió e hizo los preparativos para hacerlo volver a Roma.
Basándose en la vida de Terencio Máximo, Lion Feuchtwanger escribió una novela histórica titulada Der falsche Nero y publicada en 1936.