Se creó en el año 129 a. C. sobre un territorio ampliamente helenizado y rodeado de Estados creados tras la desaparición del Imperio seléucida, fundamentalmente Bitinia, Paflagonia, el Ponto, Galacia, Capadocia, Comagene y lo que quedaba del Imperio seléucida.
Antíoco III Megas, o el Grande, tuvo que abandonar este territorio cuando los romanos masacraron a su ejército en la batalla de Magnesia, el año 190 a. C. Después del Tratado de Apamea, en 188 a. C., toda la zona fue entregada a Roma y colocada bajo control de un rey títere con capital en Pérgamo.
En 133 a. C., Átalo III, rey de Pérgamo, no teniendo ningún heredero, legó su reino a Roma.
Después del año 326, cuando el emperador Constantino trasladó la capital a Bizancio, la provincia de Asia se volvió más central, y se mantuvo como foco de la cultura romana y helenística durante siglos.
El territorio siguió siendo parte del Imperio bizantino hasta el siglo XV.