Esta impresión permanece tras la cocción y sirve como guía para el sacerdote que lo cortará.
Generalmente las tradiciones eslavas usan cinco pequeños prosfora con un sello más simple, mientras la tradición griego-bizantina usa un prosforon grande con un sello más complejo, señalando el lugar del que se tomará el Cordero y los lugares de los que se retirarán las partículas para cada celebración restante.
El laicado también puede presentar prosfora más pequeños con una lista de fieles vivos y difuntos a quienes desean conmemorar durante la Liturgia.
También hay rebanadas que se hornean para ser bendecidos y repartidos a los fieles fuera de la Divina Liturgia.
Suelen hacerse cinco rebanadas, y se bendicen en un servicio llamado Artoklasia (‘rotura del pan’).