El origen del universo y su estructura observada fueron objeto de debates filosóficos y reflexiones desde la antigüedad, aunque sólo a partir de la maduración de la ciencia moderna a partir del siglo XVIII fue posible plantear con precisión algunas cuestiones y esbozar respuestas.
También el movimiento de los astros fue una cuestión muy debatida,[2][3] si bien, en la antigüedad ya se disponía de modelos fenomelógicos como el modelo del astrónomo antiguo Claudio Ptolomeo que describían el movimiento con cierta precisión e incluso permitían predecir eclipses[4], no fue hasta Isaac Newton que se contó con una teoría general que diera cuenta del movimiento de los astros.
La física moderna ha hecho aparece varios problemas físicos que parecen importantes y para los cuales no existe una solución o una explicación adecuada dentro de las teorías físicas modernas como son la teoría general de la relatividad o la mecánica cuántica de campos.
Otro problema que afecta a la física cuántica es el problema de la medida que podría estar relacionado con la construcción de una teoría consistente como la mencionada más arriba según el premio Nobel Roger Penrose.
Al igual que sucede con los problemas matemáticos escolares una didáctica deficiente sobre los principios físicos subyacentes hace que se planteen a los estudiantes en lugar de cuestiones interesantes, meros ejercicios calculísticos que no requieren un razonamiento físico y no dan a los estudiantes la oportunidad de probar si han asimilado las ideas centrales de la física clásica.