[2] Posteriormente en 1680, cuando nuestro poeta ya era considerado un prestigioso humanista, le encargaron dos obras que se publicaron el mismo año:Teatro de virtudes políticas y Glorias de Querétaro.
[4] El poema apareció durante el siglo XVII y la mitad del XVIII en todos los catálogos guadalupanos dispuestos a partir de 1688;[5] sin embargo a partir de la segunda mitad del siglo XVIII hasta inicios del siglo XX el poema cayó en el olvido como la mayoría de los poemas escritos en el barroco americano y en las ocasiones que se leyó se atacó su estilo evidentemente gongorino.Esto promovió que algunos autores se apropiaran de los versos y los plagiaran en sus obras, o como diría Alfonso Méndez Plancarte, le "rindieran homenaje"; tenemos dos ejemplos claros: José Luis Velasco y Arellano[6] en 1711 y Francisco José de Soria.
[8] Joaquín A. Peñalosa propuso una síntesis muy clara del poema: Introducción: el poeta como en los cantos épicos, suplica el divino furor de la inspiración, confiesa su recato temeroso al alzar tan soberano canto y pide a María que purifique sus labios (octavas 1-7).
3) El ángel viene del cielo a anunciar a México la dicha que tendrá con la Aparición de María, mientras otras naciones –Alemania, Inglaterra, Francia- se miran desgarradas por el cisma y la herejía (38-45).
[10] Cabe mencionar que el poema responde a toda una tradición de Lírica mariana heredada desde la Edad Media europea cuyo tema principal, como su nombre lo precisa, es la virgen (en sus diferentes advocaciones), los milagros que ha realizado, el perdón o intercesión de ella por nosotros ante dios.
[11] En este caso, el poema sin duda alguna tiene un tono alto, sublime, —no es gratuito que nuestro joven poeta haya elegido ese tipo de metro, en la época y todavía hasta bien entrado el siglo XIX la forma del poema respondía al fondo o contenido— la aparición de la virgen se narra como toda una hazaña y aunque no podríamos considerarla dentro de la fábula mitológica porque el culto guadalupano en América se remonta al siglo XVI y en los siglos posteriores ya existe un verdadero fervor mariano, sí adquiere muchas de sus características para narrarla.