El potro o ecúleo[1] era un instrumento y un método de tortura en el que el acusado era atado de pies y manos a una superficie conectada a un torno (el potro).
Al girar, el torno tiraba de las extremidades en sentidos diferentes, usualmente dislocándolas pero también pudiendo llegar a desmembrar.
Sin embargo, el método de tortura del potro usado por la Inquisición Española fue diferente, ya que consistía, según Henry Kamen, en atar al prisionero "fuertemente a un bastidor o banqueta con cuerdas pasadas en torno al cuerpo y las extremidades, que eran controladas por el verdugo, que las iba apretando mediante vueltas dadas a sus extremos.
[2] Actualmente también se da esta denominación a un mueble usado por la subcultura BDSM en sus juegos de rol dominante-sumisa/o.
[3] Según Henry Kamen "fue el procedimiento más corriente a partir del siglo XVI".