En medicina, se conocen como polvos medicinales aquellos que se obtienen por división sucesiva de productos sólidos y secos hasta conseguir partículas homogéneas de tamaño variable.
Son una forma galénica ideada para la aplicación tópica de los principios activos.
Aplicados sobre la piel forman una capa finísima de propiedades refrescantes, vasoconstrictoras, antiinflamatorias y antipruriginosas.
También protegen del roce entre superficies (pliegues) y ejercen protección mecánica.
[1] Tradicionalmente los pigmentos a partir de cinabrio se han considerado inocuos, pero el elevado contenido de mercurio del cinabrio ha provocado su abandono (véase envenenamiento por mercurio).