Políticas de cuidado

Un elemento central es que son altamente generizados, es decir, son las mujeres las que en su gran mayoría son responsables de proveer de cuidados a las personas tanto al interior de las familias (madres, abuelas, hermanas, hijas, etc.), o a través de servicios privados o públicos (enfermeras, educadoras, maestras, cocineras, trabajadoras domésticas, etc.) lo que tiene un costo no sólo en la carga global de trabajo para las mujeres sino que limita sus oportunidades y su tiempo.

Una de las aportaciones más relevantes de las reflexiones y debates en torno a la cuestión del cuidado es la necesaria corresponsabilidad del cuidado que compromete tanto a las familias, el Estado, las regulaciones del mercado y el tercer sector.

El trabajo de cuidados es aquel trabajo dirigido a la reproducción humana que puede o no estar asalariado o retribuido.

Frente al trabajo productivo, asalariado y reconocido socialmente en las sociedades industrializadas, el trabajo de la reproducción no se reconoce ni económica ni socialmente.

[6]​[7]​ Los cambios sociales en el ámbito productivo como reproductivo obligan a replantear la tradicional y desigual distribución de cargas entre mujeres y hombres así como el reconocimiento social y económico del trabajo reproductivo.