Tristán Tzara, Marcel Janco y otros exploraron el poema simultaneísta ya que, como en la vida, los fenómenos se producen de forma simultánea, frecuentemente caótica, y no lineal como en el discurso.
Es por ello que sus composiciones fonético-visuales eran realizadas con letras más o menos gruesas, grandes o pequeñas, intentando que la letra fuera al mismo tiempo un signo visual y acústico.
En su ideario Hausmann se adelantó a mecanismos que fueron posteriormente utilizados, ya en los años cincuenta, por la música electroacústica.
Pero sería Kurt Schwitters con su revista Merz, la figura más destacada de la poesía fonética en todo este periodo.
Escandalizó a la ciudad de Hannover con su poema Anna Blume (Ana Flor).