Al igual que los italianos, los futuristas rusos estaban fascinados por el dinamismo, la velocidad y la inquietud de la vida urbana moderna.
Buscaron deliberadamente causar escándalo y llamar la atención anunciando que repudiaban el arte estático del pasado.
Según ellos, autores como Pushkin, Tolstói y Dostoyevski debían ser "arrojados por la borda del barco de la Modernidad".
Aunque algunos de los principales poetas futuristas, como Mayakovski y Burliuk, eran también pintores, su interés prioritario fue siempre la literatura.
Por otro lado, artistas ya consagrados, como Mijaíl Lariónov, Natalia Goncharova y Kazimir Malévich, encontraron inspiración en la refrescante imaginería de los poemas futuristas, e, incluso, llegaron a experimentar ellos mismos con el verso.