[1] El solar que ocupa la plaza formaba parte del antiguo convento de la Merced desde su fundación en el siglo XIII.
El arquitecto municipal Balbino Marrón fue quien elaboró el proyecto de la nueva plaza y la dirección artística fue encargada al pintor Andrés Rossi.
[2][1] La plaza inicialmente diseñada se encontraba en alto, rodeada por verjas y decorada con estatuas sobre pedestales, procedentes del palacio arzobispal de Umbrete y en el centro se alzaba una fuente con una estatua de Baco sobre un delfín.
Esta puerta es obra del cantero Miguel de Quintana, contratada en 1729.
Construyeron un edificio conventual -extramuros y cerca del río- al que se trasladaron en 1251.
Se convocó un concurso local que quedó desierto y posteriormente la Academia de San Fernando organizó en 1858 otro concurso, a escala nacional, que ganó Sabino de Medina.
[7] La escultura está realizada en bronce y representa al artista de pie, inspirándose en algunos autorretratos del artista, con la mano izquierda apoyada en una pilastra donde aparece un boceto de la Inmaculada Grande y la derecha empuñando un pincel.
Tras su aprobación, esta réplica se situó en la plaza de Murillo, entre la fachada sur del Museo del Prado y el jardín botánico y fue inaugurada por el rey Amadeo I, alguno años después.
Destaca el patio central con arcos de medio punto en todos sus frentes.
[10] El edificio del Museo alberga tres patios con una cuidada jardinería en la que destacan los cipreses (Cupressus sempervirens) y originales arriates macizados con arrayán (Myrtus communis).