En ella hay que destacar la importancia de asignar en los presupuestos los recursos necesarios para su realización.[1] En la planificación de transporte no hay objetivo único, sino que puede haber varios.Para realizar el balance apropiado del estado del transporte se hace imprescindible la recopilación de toda la información disponible, para poder, más tarde, evaluar esos datos y obtener una conclusión clara de los aspectos en los que se debe actuar, las herramientas o métodos necesarios y la manera de poner en práctica la actuación pretendida.Los datos se pueden recopilar desde múltiples fuentes que varían según el tipo de proyecto y la ubicación del mismo.Son estadísticas generalmente fiables, consistentes y certificadas que abarcan todos los campos de estudio (entorno físico, medio ambiente, demografía y población, sociedad, economía, agricultura, industria, servicios, etc.).La información de este organismo se puede obtener mediante diferentes vías: El INE tiene un servicio de “peticiones a medida”, por medio del cual es posible hacer una consulta sobre el tema que se estudia.Precisamente estas ciudades son las que requieren actuaciones en el sistema de transporte, ya sea para implantarlo por primera vez, o bien para mejorar el sistema ya existente.Otros datos que se requieren para el estudio de la situación actual son los referentes a la movilidad.No obstante, resulta complicado, en general, subdividirla en fases avanzadas del proyecto.Los planes generales de ordenación urbana (PGOU) o las Normas subsidiarias son las fuentes habituales, si bien a veces pueden estar obsoletas, por lo que el contacto con las responsables municipales o regionales suele ser fundamental.Estos datos son muy básicos y necesarios para cualquier estudio que se quiera realizar en el ámbito considerado: