Tras la caída del Primer Imperio Mexicano se formó un gobierno provisional, el Supremo Poder Ejecutivo estaba compuesto por un triunvirato cuyos miembros titulares fueron Nicolás Bravo, Guadalupe Victoria y Pedro Celestino Negrete.
Aunque García Illueca permaneció en Guerra y Marina, murió poco tiempo después, siendo sustituido por José Joaquín de Herrera.
Casi al mismo tiempo, en Cuernavaca, se inició la rebelión del Plan de Hernández cuyos objetivos eran similares.
Mientras tanto, los generales Nicolás Bravo y Vicente Guerrero movilizaron sus fuerzas para defender al gobierno federal.
Una vez vencido y capturado, fue sentenciado a muerte, aunque por instancias del propio Poder Ejecutivo su pena fue conmutada por el destierro, poco después sería indultado.