[1] En el placer sexual participan diversas sensaciones de disfrute, goce o satisfacción que se experimentan en una relación sexual y que no solo se reducen al acto coital, sino también las que se experimentan a través de sensaciones provistas por los cinco sentidos: visuales, olfativas, auditivas, táctiles y gustativas.
Bioquímicamente el placer sexual es la respuesta del sistema nervioso central que puede ser provocada por una estimulación sensitiva en órganos sexuales y como consecuencia de la liberación de la hormona noradrenalina producida en la médula suprarrenal.
El ser humano puede excitarse por estímulos que oye, mira, huele, saborea o toca.
[1] Se denominan zonas erógenas a las áreas de la piel que pueden causarnos excitación cuando se tocan o acarician, o tocamos, acariciamos, en general son zonas muy sensibles al tacto.
Otras zonas que en muchos casos provocan excitación al ser estimuladas son: cara, orejas, piernas, brazos, espalda, glúteos, pies, dedos, cuello, pechos y pezones, ano, ombligo y vagina.