Se llama placentofagia a la conducta de comer la placenta y otros restos del parto, generalmente practicada por la madre al finalizar aquel.
[1] Se han planteado varias hipótesis para explicar esta conducta, algunas en términos evolutivos, como la ventaja que supone para eliminar eficazmente los indicios que podrían atraer depredadores al nido o al lugar del parto, evitar los riesgos de infecciones por la descomposición.
También se ha propuesto que podría servir para devolver nutrientes a la madre o para calmar el hambre tras el parto, pero ninguna de estas hipótesis ha sido totalmente aceptada.
[4] En algunas culturas tradicionales la placenta es reverenciada como una parte del ser que nace, y es tratada de forma ritual.
[2] La placenta humana ha sido usada como ingrediente en algunos remedios de la medicina china tradicional —Placenta hominis, en mandarín: Zǐhéchē, tradicional: 紫河車, simplificado: 紫河车—, por ejemplo, para combatir las anemias intratables, que no responden a las suplementaciones con hierro,[6] para trastornos hepáticos y renales.