Pipino el Breve

Sucediendo a su padre como mayordomo de palacio en el año 741, Pipino reinó sobre Francia conjuntamente con su hermano mayor Carlomán.

Reprimió una revuelta encabezada por su medio hermano Grifón y consiguió convertirse en el gobernante indiscutible de toda Francia.

Pipino también intervino a favor del papado de Esteban II contra los lombardos en Italia.

Sin embargo, Pipino se vio afectado por las incesantes revueltas de los sajones y los bávaros.

Carlomán y Pipino se reparten entonces el poder del reino franco, que gobernarán entre los dos, luchando, en primer lugar, por sus intereses personales y supuestamente por devolver la estabilidad a las fronteras del reino.

En 747 Carlomán se retira a la vida monástica[1]​ y cede la mayoría de Austrasia a su hermano menor, con lo cual Pipino se convierte en el dirigente efectivo de todo el reino franco.

Desde ese momento, comienza un duro enfrentamiento para deshacerse de Childerico III, el soberano merovingio del que depende oficialmente.

En 750, Pipino envía una delegación franca a entrevistarse con el papa Zacarías, en solicitud de una autorización para poner fin al decadente reino merovingio y ocupar el trono de Childerico.

Es en Soissons, donde el obispo Bonifacio, su consejero diplomático, le ungirá marcando su frente con el aceite santo —el Saint-Chrême— (Santo Crisma) como ya se hacía a lo largo de una ceremonia en la que se consagraba a los reyes visigodos de Toledo.

El nuevo papa, Esteban II (sucesor de Zacarías muerto en 752), pide ayuda militar para luchar contra los lombardos y su rey Astolfo (o Astolf), que amenazan a Roma.

Si el papa Esteban se decide a atravesar los Alpes para solicitar la ayuda del rey de los francos (es la primera vez que un papa emprende semejante viaje), es porque no tiene otra elección.

Esta consagración pone fin, oficialmente, a la dinastía merovingia y legaliza el advenimiento de los Carolingios al poder.

Es el principio de una larga colaboración, aunque a menudo tormentosa, con los Carolingios y sus lejanos herederos del Sacro Imperio Romano Germánico.

No obstante, Pipino, tras esta victoria, multiplicará sus esfuerzos diplomáticos para intentar restablecer la concordia entre los lombardos y Roma.

En 754-755, Pipino inicia una reforma monetaria con la adopción del denario de plata en 755 e instaurando el diezmo en 756.

Fue enterrado en la abadía de Saint-Denis, donde también reposan su hijo Carlomán, muerto en 771, y su esposa Bertrada, fallecida en 783.