Felipe Augusto obtuvo un indulto del Papa Honorio III por medio del cual se autorizaba a Pedro a disfrutar de los beneficios eclesiásticos pese a su procedencia ilegítima.
Tuvo como preceptor a Guillermo el Bretón[3] que, tras el fallecimiento de su padre, le dedicó su obra: Philippide titulada Petro Karloto Philippi regis Francorum filio.
El Papa le confirió el sub-diaconado y fue nombrado obispo de Noyon en 1240.
Fue elegido, en 1243, junto con el obispo de Beauvais para intermediar en la disputa que había surgido entre el Capítulo de Noyon y Simón de Nesle, reprimiendo las pretensiones de este último contra el Capítulo.
Fue canciller de Carlos I de Sicilia y acompañó a su sobrino el rey Luis IX en su primer viaje a Tierra Santa.