Fue elegido monarca por la nobleza y el clero en el año 987, tras la muerte del último rey de la Dinastía Carolingia, Luis V el Perezoso (967-987).
Es la tercera y, a través de diferentes ramas jóvenes, última dinastía a subir al trono del Reino de Francia.
En un principio, ejercieron un poder limitado al área circundante a París, pero los Capetos extendieron y se aseguraron hábilmente el dominio de la mayoría del territorio francés —en ese entonces, en manos de la nobleza local— con la ayuda de estratégicas alianzas y conquistas.
Del mismo modo, los reyes capetianos mantuvieron durante los siguientes dos siglos la tradición de asociar al trono a sus primogénitos y cogobernar junto a ellos.
Después fueron otras dos ramas jóvenes, los Borbón y luego los Orléans, que se sucedieron sobre el trono.