Aunque es terrícola, se le puede observar trepando árboles y nadando en cursos de agua lentos.
Posee una dentición opistoglifa, cuyo veneno en personas puede producir intenso dolor, edema, inflamación e incluso náuseas y tendencia a la hipotensión, pero no existen casos de fatalidad en seres humanos por parte de este dipsadino.
Caza capturando con una mordida y enrollando a la presa, para engullirla comenzando por la cabeza.
Al contrario de otras Philodryas, se observa un dimorfismo sexual en esta especie: las hembras poseen solamente delgadas líneas longitudinales y sus matices marrones son más luminosos.
Por la disposición de sus colmillos, es difícil que pueda inyectar veneno a una persona.
Sin embargo esa creencia pudiera ser debido a la poca apertura de la mandíbula del animal, pero hay un caso en Ovalle donde si se produjo emponzoñamiento con cambios locales (equimosis, edema importante), así que habría que revisar con más detenimiento cuantos casos de mordeduras hacen complicaciones.