En él cuenta su conversión al cristianismo y su bautismo, que tuvo lugar en 1106.
Alfonso I estuvo presente como padrino; también nos informa de su viaje a Inglaterra, donde enseñó artes liberales y astronomía y adiestró a Walcher, prior de Malvern, en las tablas astronómicas árabes.
El material de las fuentes que usa son agrupadas del siguiente modo: Termina el texto retomando la idea del prólogo y un epílogo consiste en una invocación a Dios.
La obra va precedida de una Carta a los peripatéticos franceses, compuesta en forma epistolar en 1120 e importante para el llamado Renacimiento del siglo XII porque destaca la importancia de la aritmética, ciencia útil para la geometría, la música, la medicina, la astronomía, y los «negocios del siglo».
Esta última teoría se apoya en que Adelardo no era un gran dominador del árabe y que en la obra se encuentran gran número de palabras en andalusí.