[3] A pesar de su difícil situación, Petrona encontró refugio en el teatro comunitario, donde descubrió la paz y la terapia que su corazón necesitaba.
Su labor en estas comunidades rurales subraya su compromiso con la educación y el empoderamiento cultural de los pueblos originarios.
[7] De este grupo han surgido obras colectivas como Soledad y Esperanza (2005), obra que estuvo guiada bajo la dirección de Doris Difarnecio en el teatro Francisco Nunes en Belo Horizonte, Brasil, como parte del Quinto Encuentro del Hemispheric Institute of Performance and Politics.
Durante este periodo, tuvo la oportunidad de desarrollar varios proyectos que enriquecieron su carrera y le abrieron nuevas puertas en el ámbito cultural.
Sus obras abordan temas como la violencia doméstica, el racismo, la migración, el desplazamiento forzado y la identidad cultural.
Ha recibido varios reconocimientos por su labor artística y social, entre ellos: el premio Chiapas en literatura “Rosario Castellanos” (1992), el primer lugar en la muestra de estatal de teatro con el monólogo “Dulces y Amargos Sueños” (2019), fue homenajeada en la feria del libro UNICACH (2019), fue galardonada con la Medalla Rosario Castellanos que otorga el Congreso del Estado de Chiapas (2019) y recibió el premio internacional de teatro Gilder/Coigney en Nueva York, Estados Unidos (2023).
Su enfoque integral buscaba el bienestar social, promoviendo un desarrollo inclusivo y equitativo para todas las comunidades de Chiapas.