[1]: 320 En particular, la actividad de las lombrices contribuye al enterramiento, y por tanto a la preservación, de objetos que han caído al suelo, pero también enmascara con frecuencia los límites entre suelos perturbados natural o culturalmente, y puede borrar la estratificación vertical utilizada para la datación.
[1]: 358 El cambio climático antropogénico altera, y en algunos casos acelera, los procesos de perturbación natural.
El permafrost ha preservado objetos normalmente sujetos a una rápida descomposición, entre ellos cosas de madera o cestas y esteras tejidas con fibras vegetales.
En latitudes norte, el calentamiento climático está revelando arqueología antes desconocida, y al mismo tiempo supone una amenaza a su conservación.
Esto resulta en una pérdida de un contexto arqueológico que proporcionaría datos sobre cuándo, dónde y cómo se usaron estos objetos.
Algunos sitios se han utilizado, abandonado y vuelto a utilizar en numerosas ocasiones, con frecuencia para distintos propósitos, dejando capas de diferentes periodos que atraviesan o enmascaran capas de periodos anteriores.
[3] Los yacimientos arqueológicas reconocidos suelen estar legalmente protegidos contra la perturbación humana.