Pepita Embil

En su etapa mexicana, fue admirada por los recitales que daba junto al piano de su hijo.

Sin embargo, al acabar la contienda civil se convertiría en una soprano ligera muy apreciada durante los años cuarenta.

Su descubridor no fue el maestro Federico Moreno Torroba, quien la contrató para estrenar Sor Navarra (1939), sino un reputado maestro vasco que la incitó a que se animara en el Orfeón Donostiarra de San Sebastián.

Esto sería determinante para que el matrimonio formara una compañía propia en 1948 para actuar en el Teatro Arbeu y se estableciera definitivamente en México.

Los años siguientes actuarían una temporada por aquel escenario, reponiendo obras como Luisa Fernanda, La viuda alegre, Marina, La tabernera del puerto, El orgullo de Jalisco y otras.

Volverían a Barcelona en 1974, dirigidos por su hijo Plácido Domingo Embil, y en el Liceo representaron Doña Francisquita.

Pepita Embil en 1938 junto a Imanol Valdés , ambos miembros de Eresoinka .