Sin embargo, no estaba hecho para este tipo de armas: su educación en historia y filosofía, y su asombroso manejo de varios idiomas, lo guiaban por otros caminos.
Así, pronto pudo ocupar una cátedra en el Colegio Militar y fue maestro particular de los dos hijos del rey.
En esta ciudad, De Angelis contrajo matrimonio con una joven institutriz suiza, Melanie Dayet, y asistió a la caída del Imperio napoleónico, hecho que rápidamente lo dejó sin trabajo.
El turno del gobierno era para Manuel Dorrego, a quien De Angelis había criticado con vehemencia desde la Crónica, y sus caminos profesionales se hallaban, al menos, clausurados.
Se dedicó a dictar clases para sobrevivir y fundó un ateneo, que tuvo numerosos alumnos.
Este interés se extendió a la geografía, la etnografía y las lenguas indígenas.
Dr. D. Juan Manuel de Rosas, que reeditaría en 1842, Noticias biográficas del Exmo.
Gobernador y Capitán General de la Provincia de Santa Fe, Brigadier D. Estanislao López, Biografía del Sr. General Arenales y del eminente científico Aimé Bonpland.
El propio Rosas lo contrataría para difundir los proyectos intelectuales de su gobierno, en propuestas como el Archivo Americano y Espíritu de la Prensa del Mundo, que se editaría en tres idiomas y tendría una vasta circulación en Europa.
[4] Publicó su proyecto en la Imprenta del Estado, la cual arrendaba desde 1834 y siguió alquilando mientras Urquiza fue director provisorio de la Confederación Argentina.
Pedro de Angelis recopiló y publicó documentos fundamentales, que habían permanecido inéditos.