Pedro, según uno de sus biógrafos más destacados, José Goñi Gaztambide, era «enérgico, indomable y autoritario.
[2] Quizá eso le valiera para defender sus posiciones frente a la corona en su intento de mediatizar al poder religioso.
A partir de ese momento se desencadenó una lucha tremenda entre ambos, hasta el punto que Teobaldo acusó al obispo de haber incurrido en excomunión.
Se granjeó numerosos enemigos, incluso en el seno de la iglesia-cátedra.
Tuvo numerosos conflictos con los monasterios, a los que se enfrentó.