Pedro Ponce de Cabrera (m. después de 1344)

[14]​[15]​ Y el historiador y eclesiástico Manuel Nieto Cumplido calificó en 1991 al mencionado Juan Ponce de Cabrera como «uno de los nobles más funestos en la vida de Córdoba del primer cuarto del siglo XIV».

[32]​ Y en la mencionada crónica consta que en la casa del rey había un escudero llamado Pedro Ponce, que era hijo de Juan Ponce de Córdoba, a quien el rey estimaba mucho y había nombrado caballero recientemente, y que mientras un día caminaban por la «aguilera de Burgos», se entabló una fuerte discusión entre Pedro Ponce y el señor de los Cameros, y el primero dijo a este último que era «tan bueno como él», aunque un vasallo de Juan Alfonso de Haro llamado Sancho Fernández Trincado dijo a Pedro Ponce que mentía.

[33]​ Y el rey, furioso porque hubieran desmentido a Pedro Ponce ante su persona, ordenó que mataran al vasallo del señor de los Cameros, y los ballesteros del rey le golpearon con sus mazas, aunque antes de ser malherido, él mismo se dejó caer «de la mula en tierra».

[34]​ Y Juan Alfonso de Haro comenzó a quejarse por el trato que se le daba a su vasallo, pero el rey le dijo que «facia mal en querer pelear ante él» con nadie, y que bien sabía él que nadie debía desmentir a otro ante el rey a menos que lo retase, y que por tanto «con derecho» debía mandar matar a su vasallo, aunque Alfonso XI no dijo nada en aquel momento al señor de los Cameros sobre las conversaciones secretas que éste mantenía con Don Juan Manuel,[34]​ pero sí mandó llamar a su hermano, Álvar Díaz de Haro, y le acusó de haber dicho a Don Juan Manuel falsamente que el monarca le había ordenado que lo matara, aunque Álvar Díaz lo negó, pero el rey le llamó «mal caballero» ante todos y desde entonces no mantuvieron buenas relaciones.

[34]​[b]​ Además, el historiador Francisco Ruano señaló que Pedro Ponce de Cabrera acompañó al rey Alfonso XI en el asedio de Gibraltar,[35]​ que fue conquistada por los musulmanes en junio de 1333,[36]​ y en la batalla del Salado,[37]​ librada en 1340 y donde los benimerines y sus aliados del reino de Granada fueron derrotados por Alfonso XI y Alfonso IV de Portugal, que consiguieron un enorme botín y numerosos cautivos.

Exterior del monasterio de las Huelgas de Burgos.