Pedro Manso

Durante el ejercicio del cargo, Sixto V publicó un motu proprio respecto a la provisión de beneficios patrimoniales del obispado de Calahorra.

Parece que fue bien acogido y se le dio una plaza en la Audiencia de Pamplona, en la que estuvo dos años hasta que Juan de Zúñiga Avellaneda y Bazán, conde de Miranda y presidente del Consejo de Castilla, le otorgó una a la Chancillería de Granada y, dos años después, creyó el conde conveniente que estuviera presente en la corte y le hizo alcalde de corte.

Manso, de hecho, era en origen un simple alcalde de corte y no era un personaje conocido, y eso sorprendió a la corte, más aún cuando se reveló su incapacidad para desarrollarse en el cargo.

Durante su mandato se llevó a juicio y se condenó a arresto domiciliario a Juan de Mariana, que había criticado los grandes gastos del palacio real, los oficios que eran vendidos o regalados a personas por acciones de nepotismo o afinidad a altos cargo cortesanos.

[3]​ Después de su muerte, el 1610, el título quedó vacante, y las rentas que se percibía fueron destinadas a la construcción del Real Convento de la Encarnación de Madrid.