Pedro Antón Serra

Fue inquisidor general y confesor de Felipe III.

Llevó desde Roda de Isábena las reliquias de San Ramón y San Valerio, pero, tras ser acusado de expoliar los sepulcros, fue obligado por el nuncio papal, Lorenzo Campeggi, a devolver las reliquias a Roda.

[2]​ Durante su trienio al frente de la Generalidad, la Monarquía Hispánica se encontraba envuelta en muchas guerras y tenía las finanzas dañadas, por lo que pidió a la Generalidad que se hiciera cargo de fortificar los castillos de Perpiñán y Salsas, y erigiera un fuerte en el Grau para proteger la frontera con Francia.

Sobre su fallecimiento aparece en Miquel Parets:[1]​ En 2003, el historiador español Josep M. Solé i Sabaté publicó la obra colectiva Historia de la Generalitat de Catalunya i dels seus presidents, dentro de la Enciclopèdia Catalana.

[7]​ En este contexto, Solé i Sabaté considera que Pere Antoni Serra fue presidente de la Generalidad de Cataluña.