Peón aislado

[1]​ Esto se debe a que no pueden ser defendidos con peones, sino con piezas, y la casilla que haya justo delante de él suele ser también débil si no está ocupada.[2]​ La desventaja que supone tener un peón aislado suele ser mayor conforme se acerca el final de la partidada.La controversia sobre cómo jugar en las posiciones con él han sido un tema recurrente de la literatura ajedrecística por parte de jugadores como Wilhelm Steinitz —quien defendía que poseerlo era una desventaja—, Siegbert Tarrasch —quien opinaba lo contrario— o Aron Nimzowitsch (por ejemplo, en su obra Mi sistema).También se puede preparar un avance a casillas del territorio enemigo.Para quien juega contra él, en este caso las negras, las cuales adolecen de falta de movilidad, se recomienda bloquearlo poniendo un caballo delante de él (casilla d5) y atacarlo para obligar a las blancas a defenderlo con piezas.