Desarrolló gran parte de su carrera en Estados Unidos donde falleció en un asilo mental cercano a Nueva York.
Steinitz no solo es importante en la historia del ajedrez por ser el primer campeón del mundo oficial, sino también como descubridor de muchos de los principios estratégicos en los que se basa el moderno juego posicional.
Sus progresos fueron rápidos y Steinitz, que se ganaba un buen dinero apostando en los cafés, abandonó sus estudios para dedicarse de lleno al ajedrez y se convirtió al poco tiempo en el jugador más fuerte de Viena.
[8] Sobre esta época, con 30 años, Steinitz se casó con Caroline Golder, de 19, y en 1867 nació su única hija, Flora.
[10] Sin embargo los siguientes resultados de Steinitz no fueron lo suficientemente brillantes como para que su superioridad fuese aceptada incontestablemente por la comunidad ajedrecística.
En 1876 derrotó nuevamente a Blackburne en un encuentro individual por un contundente +7,[15] siendo la única interrupción en un largo periodo de inactividad en competición que se prolongaría hasta 1882.
[18] Inmediatamente se planteó la posibilidad de un encuentro para decidir quién era el mejor jugador del mundo.
Fue enormemente disputado, con solo unas tablas en la última partida, y finalizó con una clara victoria de Steinitz por 10,5-6,5.
[28] El entendimiento general del ajedrez de Steinitz se sigue considerando hoy día superior, pero Chigorin era un jugador de enorme talento y el desenlace del campeonato no solo fue muy ajustado (+10 -8 =5) sino que la vigesimotercera y última partida se decidió por uno de los errores más increíbles ocurridos en un match por el título mundial.
Hasta la séptima partida el marcador iba igualado, pero después de ser derrotado en una complicadísima posición, Steinitz, que no estaba bien de salud, perdió otras cuatro partidas consecutivas para terminar cediendo el título por un claro +10 -5 =4.
[31] Lasker dominaría el ajedrez mundial hasta 1921 cuando el genio cubano José Raúl Capablanca tomaría el relevo.
[37] Aunque seguía obteniendo buenas clasificaciones se veía superado por los jugadores jóvenes, y solo pudo conseguir el sexto puesto en el supertorneo de Núremberg (1896).
Tarrasch, Lasker, Pillsbury, Schlechter, Maróczy, Rubinstein, Capablanca, Alekhine o incluso más tarde Euwe fueron ejemplos de jugadores, incluidos todos los campeones mundiales posteriores, para los que las enseñanzas de Wilhelm Steinitz fueron fundamentales.