El pueblo se eleva a 1100 metros de altitud, junto al valle del Silencio.
[5] En torno a la misma irá creciendo la aldea medieval de Peñalba de Santiago tal y como la conocemos hoy, que mantendrá el culto del templo mozárabe como iglesia parroquial, sin alterar su estado original.
No sería hasta la segunda mitad del siglo XX cuando empezaría a despertar interés por su arquitectura rural y su entorno, que fue declarado «Paraje Pintoresco» por decreto del 6 de junio de 1969.
Son construcciones caracterizadas por tejados (llamados enlosados) de pizarra; muros de piedra caliza-mármol; corredores en voladizo, muchas veces con acceso a través de escalera exterior, que pueden ser abiertos o, habitualmente, cerrados, debido a los rigores invernales; cuadra para ganado y caballerizas y/o bodega en el piso inferior.
También es bastante habitual la existencia de hornos situados en un extremo de la edificación con forma redondeada al exterior, que le otorga a las viviendas una apariencia que recuerda a la cultura castreña.