Una peña folclórica chilena es un evento social chileno en el que participan diversos cantantes, poetas, cuerpos de baile y orquestas folclóricas que presentan sus obras en recintos pequeños, ante un público sentado en mesas iluminadas por velas, donde frecuentemente se consume vino navegado y empanadas.
En julio de 1975, nació la primera peña después del golpe militar, la "Peña doña Javiera", dirigida por Nano Acevedo, en esta actuaron: Margot Loyola, Capri, Ortiga, Los Zunchos, Crismas, Lázaro Salgado, Pedro Yáñez, Trío Orfeo, Chamal, Tradición, Quipaman, Isabel Aldunate, Aquelarre, y una cincuentena de cantores, cantoras y grupos.
Paralelamente, se abrieron otras, como "El Yugo", que funcionaba en el subterráneo del restaurante El Fortín, ubicado en la esquina de calle San Isidro con la Alameda, dirigida por el cantautor y folclorista René Bravo Torres, quien utilizó el seudónimo "Julián del Valle" como medida de seguridad debido a la gran represión existente.
En la calle Esmeralda de Valparaíso a fines de los años 1970, funcionó por muchos años la "Peña del Instituto Chileno-Francés" que amparada en una cuasi inmunidad diplomática prestó sus dependencias a intérpretes y seguidores del semiclandestino Canto nuevo.
Las peñas significaron un gran apoyo a las instituciones del pueblo puesto que de ahí salían los artistas para trabajar en forma solidaria con las poblaciones.