Paz de Sistova

Poco después, el emperador austríaco, aliado con la zarina Catalina II desde 1783,[2]​ entró en el conflicto en apoyo de Rusia.Austria esperaba beneficiarse del progresivo deterioro del imperio turco al tiempo que trataba de frenar la expansión rusa,[3]​ perjudicial para sus intereses en los Balcanes.Aunque la primera etapa de la guerra fue desfavorable para los ejércitos austríacos, finalmente, consiguieron ocupar Serbia y Valaquia (1789-1791) y penetrar en Moldavia (1788), donde se unirían a las tropas rusas.Gran Bretaña medió entre Prusia y Austria, consiguiendo que el rey de Prusia abandonara sus beligerantes intenciones (160.000 soldados se concentraban en Silesia, en la frontera con el territorio austríaco).Terminadas las guerras napoleónicas, la política austríaca con respecto al imperio otomano cambió radicalmente.
Ilustración del Tratado de Sistova