Pasado y presente (pinturas)

He oído que la vieron el viernes pasado cerca del Strand, evidentemente sin un lugar donde recostar la cabeza.

El artista deja al espectador la decisión de si la mujer debe ser condenada o compadecida.

En la exposición original de 1858, el primer cuadro –el descubrimiento en el salón– se colgó flanqueado por los otros dos cuadros, que representan escenas paralelas varios años después, con la pintura central ligeramente elevada por encima de las imágenes que la flanqueaban.

Una manzana ha sido cortada en dos pedazos; una mitad permanece cerca del brillante sombrero de copa del marido, sobre la mesa, con el corazón lleno de gusanos atravesado por un pequeño cuchillo; la otra mitad ha caído al suelo junto a la esposa.

Las niñas ya son adolescentes: la más pequeña está arrodillada con un camisón blanco, llorando en el regazo de la mayor, que está sentada vestida de luto, mirando por la ventana abierta a los tejados y una luna nublada.

La esposa caída descansa en las sombras debajo de los Arcos Adelphi, junto al río Támesis.

Levanta melancólica la vista desde su lugar en el muelle fluvial hacia la luna y las estrellas.